Tuesday, 26 June 2007
Wednesday, 20 June 2007
Monday, 18 June 2007
Y el Barça perdió la liga...
En días como hoy en los que te sientes mal cuando el Mallorca mete un gol porque piensas en toda la gente que conoces que lo pasaría mal si pierde el Madrid y luego, cuando resulta que ya no pierde, sino que gana, cuando tú has decidido abstenerte de realizar comentarios al respecto, por si acaso, ves que ellos no se abstienen lo más mínimo... entonces te das cuenta de lo buena persona que eres para ciertas cosas.
Me da igual. Me gusta ser del Barça.
Me da igual. Me gusta ser del Barça.
Thursday, 14 June 2007
Hace dos años
Fue hace dos años, un poco más. Todavía estaba con Borja. Él me decía que no dramatizase, pero yo no paraba de llorar porque nunca le había visto así. Le bajaron de casa sentado en una silla. Tenía una cara muy triste, como de impotencia. Supongo que a nadie le gusta sentir que envejece.
Fueron cuatro meses de hospital. A ratos mejor, a ratos peor. Mi abuela pasaba el día allí, desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche. Adelgazó mucho. Borja ya no estaba. Bueno, Borja aparecía de vez en cuando, en cuanto conseguía olvidarme un poco de él, para tocar las narices.
Yo a veces hacía turnos, otras iba a comer allí. A veces me pasaba a última hora. Estábamos todos volcados, como es normal. Siempre hemos sido una familia unida y más desde entonces y desde… Bueno, lo que decía, que yo pasaba por allí, le contaba las novedades de mi vida. Mi viaje a Praga y mis intentos de olvidar a Borja, mis planes de futuro. Mi tía tenía contactos en el hospital y consiguió que le asignasen una habitación individual, aunque creo recordar que en algún momento compartió una con otros enfermos. También creo que uno de ellos murió al poco tiempo. No sé, a veces me falla la memoria. El caso es que mi coche se sabía ya el camino al hospital y los pasillos se convirtieron en lugares donde pasear y rediseñar mi vida, a veces de manera fantasiosa.
El curso terminó y llegó el verano. Yo tenía miedo. No sé muy bien por qué, pero tenía miedo. Así que me puse a trabajar. Las visitas al hospital continuaron, pero las cosas parecían ir a mejor. Por fin veíamos la luz al fondo del túnel. Y no solo eso, Borja se había ido definitivamente y yo era mucho más feliz.
A mediados de agosto le dieron el alta. Se fueron a la sierra, a la casa en la que pasan todos los veranos. Las cosas empezaban a cambiar. Sin embargo, unos días después la ingresaron a ella. Era algo inexplicable, una pérdida de memoria reciente, tal vez un shock. Ya he hablado de ello otras veces. Supongo que a veces lo necesito porque 2005 es un antes y un después en mi vida y cada vez avanzo más en el después, pero tengo que superar el antes y el durante y a ratos pienso que no lo he conseguido del todo. Por eso escribo y por eso a veces lloro. El caso es que las cosas empezaron a ir a peor, mucho peor. Y la preocupación ya no era él sino ella, pero el escenario era el mismo: los mismos pasillos y los mismos ascensores. La misma sala de espera y las mismas lágrimas. Y Borja ya no estaba. Y yo buscaba algo a lo que agarrarme y no lo encontraba.
Fueron cuatro meses complicados. Nunca me he sentido tan perdida, nunca en mi vida había tenido un nudo tan grande en el pecho. El 31 de diciembre se acabó todo. La mala racha tocó fondo de verdad. Lo bueno es que, una vez tocas fondo, te puedes impulsar hacia arriba y con un poco de suerte llegar a la superficie antes de quedarte sin oxígeno y así evitas ahogarte. Eso fue un poco lo que pasó.
Por eso ahora no puedo evitar el miedo. No puedo evitar las lágrimas. Siento pánico ante la idea de tener que volver de visita a ese hospital. Tengo pánico a los hospitales.
Aquella noche le mandé un mensaje a Borja para felicitarle el año y contarle lo que había pasado. Ni siquiera me llamó.
Fueron cuatro meses de hospital. A ratos mejor, a ratos peor. Mi abuela pasaba el día allí, desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche. Adelgazó mucho. Borja ya no estaba. Bueno, Borja aparecía de vez en cuando, en cuanto conseguía olvidarme un poco de él, para tocar las narices.
Yo a veces hacía turnos, otras iba a comer allí. A veces me pasaba a última hora. Estábamos todos volcados, como es normal. Siempre hemos sido una familia unida y más desde entonces y desde… Bueno, lo que decía, que yo pasaba por allí, le contaba las novedades de mi vida. Mi viaje a Praga y mis intentos de olvidar a Borja, mis planes de futuro. Mi tía tenía contactos en el hospital y consiguió que le asignasen una habitación individual, aunque creo recordar que en algún momento compartió una con otros enfermos. También creo que uno de ellos murió al poco tiempo. No sé, a veces me falla la memoria. El caso es que mi coche se sabía ya el camino al hospital y los pasillos se convirtieron en lugares donde pasear y rediseñar mi vida, a veces de manera fantasiosa.
El curso terminó y llegó el verano. Yo tenía miedo. No sé muy bien por qué, pero tenía miedo. Así que me puse a trabajar. Las visitas al hospital continuaron, pero las cosas parecían ir a mejor. Por fin veíamos la luz al fondo del túnel. Y no solo eso, Borja se había ido definitivamente y yo era mucho más feliz.
A mediados de agosto le dieron el alta. Se fueron a la sierra, a la casa en la que pasan todos los veranos. Las cosas empezaban a cambiar. Sin embargo, unos días después la ingresaron a ella. Era algo inexplicable, una pérdida de memoria reciente, tal vez un shock. Ya he hablado de ello otras veces. Supongo que a veces lo necesito porque 2005 es un antes y un después en mi vida y cada vez avanzo más en el después, pero tengo que superar el antes y el durante y a ratos pienso que no lo he conseguido del todo. Por eso escribo y por eso a veces lloro. El caso es que las cosas empezaron a ir a peor, mucho peor. Y la preocupación ya no era él sino ella, pero el escenario era el mismo: los mismos pasillos y los mismos ascensores. La misma sala de espera y las mismas lágrimas. Y Borja ya no estaba. Y yo buscaba algo a lo que agarrarme y no lo encontraba.
Fueron cuatro meses complicados. Nunca me he sentido tan perdida, nunca en mi vida había tenido un nudo tan grande en el pecho. El 31 de diciembre se acabó todo. La mala racha tocó fondo de verdad. Lo bueno es que, una vez tocas fondo, te puedes impulsar hacia arriba y con un poco de suerte llegar a la superficie antes de quedarte sin oxígeno y así evitas ahogarte. Eso fue un poco lo que pasó.
Por eso ahora no puedo evitar el miedo. No puedo evitar las lágrimas. Siento pánico ante la idea de tener que volver de visita a ese hospital. Tengo pánico a los hospitales.
Aquella noche le mandé un mensaje a Borja para felicitarle el año y contarle lo que había pasado. Ni siquiera me llamó.
Monday, 11 June 2007
Mi vida sin dolor de espalda
Ya no me duele la espalda :-) Esa es una gran noticia.
El examen no salió bien, pero he decidido que no me pienso preocupar. Desde entonces, duermo más, fumo menos, veo la tele y vuelvo a ser yo :-)
El viernes, por ejemplo: fiesta en casa de las chicas, lambrusco, ron, risas, Cuatro... más copas y viaje en coche a Serrano 41. Están cerrando, así que de nuevo al coche y llegamos al Daily y más copas y conversaciones que recuerdo al día siguiente en forma de flash, viajes para hacer peticiones de canciones, fotos, risas y termino algo mareada porque el garrafón no nos sienta bien y de vuelta a casa en taxi a las 6 de la mañana.
Tenía ganas de una fiesta en condiciones. Pero me temo que me hago mayor y al día siguiente la juerga me pasa factura y me paso el día medio dormida y sin ganas de nada. Por la noche decido que lo mejor es quedarse en casa y ver el partido y resulta que todo va bien hasta el minuto 89 y entonces me enfado. No me gusta el fútbol, pero me cae mal el Madrid. Me cae mal el Madrid y además soy del Barça. Un mal día ayer. Así que después de varias conversaciones por teléfono (llevo muy mal vivir sola, lo sé) tratando de explicar las razones por las cuales una no-aficionada-al-fútbol considera que el Barça debería ganar la Liga, decido que tengo sueño y que lo mejor es irme a dormir porque estudiar es una mala idea.
Me despierto muy pronto para ser domingo. Como con mi padre. Como tengo unos días un poco relajados, decido que Bret tiene razón y que tal vez sea una buena idea dar una vuelta por la Feria del Libro. Lo era: Lucía Etxebarría es menos maja de lo que pensaba, pero aún así me cae bien. Me firma un libro para mi madre y para mí. Sí, nos "ahorramos una pasta en libros", tú verás. Seguimos caminando y Bret saluda a Benjamín Prado. Buscamos a Pepu Hernández, pero no hay ni rastro y, casi por casualidad, nos encontramos con Joaquín Sabina. Me hace mucha ilusión porque nunca había tenido una excusa tan perfecta para que me dedicase un disco, así que compro los poemas versión CD y me pongo a la cola. Nos saluda con una sonrisa, como siempre, y esperamos a que salga para despedirnos... y ya se hace tarde, así que nos retiramos y después de un pincho de tortilla y unos huevos estrellados, cogemos el bus de vuelta a casa...
El examen no salió bien, pero he decidido que no me pienso preocupar. Desde entonces, duermo más, fumo menos, veo la tele y vuelvo a ser yo :-)
El viernes, por ejemplo: fiesta en casa de las chicas, lambrusco, ron, risas, Cuatro... más copas y viaje en coche a Serrano 41. Están cerrando, así que de nuevo al coche y llegamos al Daily y más copas y conversaciones que recuerdo al día siguiente en forma de flash, viajes para hacer peticiones de canciones, fotos, risas y termino algo mareada porque el garrafón no nos sienta bien y de vuelta a casa en taxi a las 6 de la mañana.
Tenía ganas de una fiesta en condiciones. Pero me temo que me hago mayor y al día siguiente la juerga me pasa factura y me paso el día medio dormida y sin ganas de nada. Por la noche decido que lo mejor es quedarse en casa y ver el partido y resulta que todo va bien hasta el minuto 89 y entonces me enfado. No me gusta el fútbol, pero me cae mal el Madrid. Me cae mal el Madrid y además soy del Barça. Un mal día ayer. Así que después de varias conversaciones por teléfono (llevo muy mal vivir sola, lo sé) tratando de explicar las razones por las cuales una no-aficionada-al-fútbol considera que el Barça debería ganar la Liga, decido que tengo sueño y que lo mejor es irme a dormir porque estudiar es una mala idea.
Me despierto muy pronto para ser domingo. Como con mi padre. Como tengo unos días un poco relajados, decido que Bret tiene razón y que tal vez sea una buena idea dar una vuelta por la Feria del Libro. Lo era: Lucía Etxebarría es menos maja de lo que pensaba, pero aún así me cae bien. Me firma un libro para mi madre y para mí. Sí, nos "ahorramos una pasta en libros", tú verás. Seguimos caminando y Bret saluda a Benjamín Prado. Buscamos a Pepu Hernández, pero no hay ni rastro y, casi por casualidad, nos encontramos con Joaquín Sabina. Me hace mucha ilusión porque nunca había tenido una excusa tan perfecta para que me dedicase un disco, así que compro los poemas versión CD y me pongo a la cola. Nos saluda con una sonrisa, como siempre, y esperamos a que salga para despedirnos... y ya se hace tarde, así que nos retiramos y después de un pincho de tortilla y unos huevos estrellados, cogemos el bus de vuelta a casa...
Thursday, 7 June 2007
Junio
No es que las cosas vayan mal. Para nada. Pero estoy muy cansada. Tanto que me paso la mañana entre la cama y el sofá, sin ganas de hacer nada. Y no es que no tenga nada que hacer.
Fuera pasan cosas que si me paro a pensar me preocuparían mucho. Sin embargo, casi ni lo pienso. Vivo en mi burbuja y a ratos ni siquiera hago caso a Bret cuando me habla de su jefa. No es nada personal, cierto grado de egocentrismo, supongo.
Pasamos del “fracaso” del corto al “fracaso” de la estructura audiovisual, y luego al “mesalgodelexamenporquenosequeobraesLancelotduLac” y a ratos se nos olvida que entre medias ha habido tres asignaturas con final probablemente feliz y que basta ya de exigencias personales. He comprobado que al menos tengo una cultura fotográfica y cinematográfica de la que me puedo sentir orgullosa y que además soy incapaz de recordar datos absurdos, pero recuerdo lo importante y que no sé si tengo talento o no lo tengo, pero que hay mucha gente con mucho menos talento ahí fuera trabajando y haciendo cosas que muy probablemente yo podría hacer.
Sí, lo de siempre. Mis inseguridades, mis indecisiones, mis miedos y mis traumas que se multiplican por mil en épocas como esta. Pero ahora soy mucho más grande que hace un año, ahora voy con la cabeza bien alta y soy fuerte y paso a los salones de actos para ver nuestros nombres en la pantalla. Con una sonrisa.
Fuera pasan cosas que si me paro a pensar me preocuparían mucho. Sin embargo, casi ni lo pienso. Vivo en mi burbuja y a ratos ni siquiera hago caso a Bret cuando me habla de su jefa. No es nada personal, cierto grado de egocentrismo, supongo.
Pasamos del “fracaso” del corto al “fracaso” de la estructura audiovisual, y luego al “mesalgodelexamenporquenosequeobraesLancelotduLac” y a ratos se nos olvida que entre medias ha habido tres asignaturas con final probablemente feliz y que basta ya de exigencias personales. He comprobado que al menos tengo una cultura fotográfica y cinematográfica de la que me puedo sentir orgullosa y que además soy incapaz de recordar datos absurdos, pero recuerdo lo importante y que no sé si tengo talento o no lo tengo, pero que hay mucha gente con mucho menos talento ahí fuera trabajando y haciendo cosas que muy probablemente yo podría hacer.
Sí, lo de siempre. Mis inseguridades, mis indecisiones, mis miedos y mis traumas que se multiplican por mil en épocas como esta. Pero ahora soy mucho más grande que hace un año, ahora voy con la cabeza bien alta y soy fuerte y paso a los salones de actos para ver nuestros nombres en la pantalla. Con una sonrisa.
Friday, 1 June 2007
Dolor de cabeza
Hoy he descubierto que tengo atragantada la estructura audiovisual, que los exámenes a las 6 y media de la tarde son un asco y que a veces ni el tabaco ni las valerianas me tranquilizan cuando me pongo en plan dramático...
Tengo dos exámenes que estudiar, un programa de radio que terminar, un trabajo que escribir y tres películas que editar de aquí al miércoles... Yo y mi manía de hacer todo a última hora.
Por eso lo más que voy a hacer este fin de semana va a ser ir al cine. Al fin y al cabo, mi examen del lunes es de dirección cinematográfica... Algo bueno tenía que tener nuestra carrera.
Tengo dos exámenes que estudiar, un programa de radio que terminar, un trabajo que escribir y tres películas que editar de aquí al miércoles... Yo y mi manía de hacer todo a última hora.
Por eso lo más que voy a hacer este fin de semana va a ser ir al cine. Al fin y al cabo, mi examen del lunes es de dirección cinematográfica... Algo bueno tenía que tener nuestra carrera.
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